Comunicado de los alumnos/as de chino de la E.O.I. Las Palmas II:
Hace unos años, la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias realizó una valiente y decidida apuesta por la la enseñanza de lenguas extranjeras al introducir chino, árabe, ruso y japonés en la oferta de las Escuelas Oficiales de Idiomas (EE.OO.II.).
Sin embargo, hace unos días han salido a la luz ciertos rumores sobre la intención de la Consejería de suprimir estos idiomas para el próximo curso 2010-2011. Aparentemente, no se añadirían nuevos cursos, aunque en principio se mantendrían los ya existentes. En cualquier caso, tampoco existe la garantía de que no se supriman los actuales niveles, teniendo en cuenta que en el caso del japonés ya se eliminó el primer nivel en el actual curso académico 2009-2010. De todos modos, se imposibilitaría la finalización de los estudios a los alumnos/as que actualmente están matriculados, algo especialmente grotesco si tenemos en cuenta que no ha habido tiempo desde la implantación de estos idiomas para que salga siquiera una promoción con el título de nivel superior (avanzado), ya que según el currículo oficial se requieren ocho años para obtener el certificado avanzado de japonés, árabe y chino, así como seis años en el caso del ruso.
La economía de Canarias está orientada principalmente hacia el sector turístico, por lo que cualquier iniciativa que permita fortalecer los lazos entre países y formar a nuestros ciudadanos es necesaria. A diferencia de lo que mucha gente pudiera pensar, no estamos ante idiomas “exóticos” o “extraños”, sino que todos figuran entre los más hablados e importantes del mundo. En concreto, el chino mandarín es el idioma con más hablantes nativos de la Tierra, además de ser la lengua oficial de la República Popular China, país que este año se convertirá en la segunda potencia económica mundial y que además organizará la Exposición Universal de Shanghai 2010. Además, no es menos cierto que existe una intensa y creciente actividad comercial con este país, donde el transporte marítimo juega un papel destacado, con presencia histórica de las flotas china y rusa en nuestros puertos. Así mismo, el árabe es un vehículo de comunicación imprescindible en África, continente estratégico para Canarias debido a su cercanía geográfica. En esta línea se están efectuando toda una serie de importantes inversiones en el continente africano con el fin de estrechar los lazos culturales y mejorar las relaciones comerciales, como puede ser la reciente creación de la Casa Africa. Por otro lado, el ruso -con 278 millones de hablantes- representa un mercado turístico con un potencial enorme para nuestras islas.
Además, debemos tener en cuenta los siguientes puntos:
1- Si la Consejería, suponemos que tras el correspondiente estudio de viabilidad, decidió en su momento implantar estos idiomas, ¿por qué quiere ahora suprimirlos? Si hace cinco años había motivos para su implantación, es de suponer que dichos motivos seguirán siendo actualmente válidos.
2- No hay duda de que la Consejería justificará los recortes debido a la tremenda crisis económica actual, pero, aunque nadie duda de la gravedad de la situación, es importante resaltar que el ahorro que generaría esta medida es prácticamente despreciable, ya que implantar los niveles que restan en estos idiomas no supondría un gran coste adicional como para justificar una medida tan extrema.
3- Al cortar de raíz estos estudios, la sociedad canaria no podrá rentabilizar plenamente toda la inversión (humana y económica) realizada hasta la fecha en estos idiomas, pues, aunque los alumnos/as han alcanzado el nivel correspondiente a cada curso, ninguno podrá obtener el título superior (nivel avanzado) que acredita sus estudios de forma oficial.
4- Canarias es una comunidad que vive principalmente de la industria turística. Para muchos canarios, saber idiomas no es un capricho, sino una herramienta de trabajo fundamental que les permite desenvolverse en el complicado panorama laboral actual. La medida de la Consejería impedirá a los alumnos/as actuales terminar sus estudios, mientras que miles de futuros estudiantes canarios no podrán siquiera comenzarlos. Recordemos que -a diferencia del inglés, el francés o el alemán- no existen otras academias o instituciones, privadas o públicas, que se dediquen a la enseñanza de estos idiomas en nuestras islas, más allá de algún curso introductorio de nivel básico. La supresión implicaría la eliminación de cualquier oferta de estos idiomas y la consiguiente merma en la competitividad de nuestras islas.
5- La lejanía geográfica de nuestro archipiélago restringe sobremanera el acceso a las diferentes ofertas educativas. La supresión de estos idiomas supondría un agravio comparativo frente al resto de españoles que, aún en el supuesto de que no puedan estudiar estas lenguas cerca de su ciudad natal, en caso de necesidad les sería más fácil desplazarse a alguna de las otras EE.OO.II donde se imparten, algo prácticamente imposible en el caso de Canarias.
6- La enseñanza de un idioma no se puede separar de la dimensión cultural que representa. Estos idiomas son un vehículo a través del cual la sociedad canaria puede familiarizarse y enriquecerse con otras culturas y valores, algo de vital importancia en el mundo globalizado actual. La posibilidad de que se vea limitada la docencia de estos idiomas choca de pleno con otras iniciativas culturales como puede ser la pretensión de convertir a Las Palmas de Gran Canaria en Capital Europea de la Cultura. Entre la exposición de motivos de dicha candidatura es de destacar la intención de "mostrar nuestra actividad cultural en relación con el resto de Europa; y con ello la posibilidad de transformar nuestras estructuras culturales a través de la participación ciudadana y la cooperación con otros pueblos de Europa en particular y del mundo en general.
Esperemos que la Consejería considere todos estos motivos, por el bien de nuestra sociedad y de las generaciones futuras y, caso de que sea fundada la información filtrada, reconsidere su planteamiento inicial, apostando decididamente por la inversión en capital humano, el más valioso de los factores de producción de cualquier economía moderna que se precie.